Cómo aprovechar el creciente ecosistema de fondos sostenibles
El primer bono de género de la entidad financiera colombiana Mibanco puede parecer una más de varias emisiones recientes, pero las lecciones que nos dejó esta operación son aplicables para todas las empresas de América Latina y el Caribe (ALC).
Esto no solo porque significo el primer bono en el que una entidad multilateral entra al mercado de valores como inversionista ancla con otros inversionistas locales e internacionales que están buscando también inversiones de impacto social y sostenible, sino también porque estuvo acompañado de una asesoría para identificar y atender las brechas de género a nivel de talento interno. Esto permitió una revisión integral de su estrategia de género, la cual atenderá las necesidades de las mujeres como clientes y como empleadas del banco.
Banistmo, filial de Panamá del Grupo Bancolombia, fue el primer emisor de un bono de género en ALC, en 2019. La operación permitió captar US$50 millones de dólares que tuvieron como destino financiar a pymes lideradas por mujeres. Fue un éxito: pese a la pandemia mundial que estalló meses después, en apenas dos años se invirtieron todos los fondos captados.
Esta emisión, en aquel momento la octava a nivel mundial, se ha convertido en un hito porque ha marcado el camino para las emisiones de bonos de género que han seguido después en la región, Colombia (Davivienda, Banco W, Bancamía y, por supuesto, Mibanco), México (Fira, BID Invest y Fonacot), Chile (Fondo Esperanza y Santander), Perú (Caja Arequipa) y Ecuador (Banco Pichincha). Con estas operaciones, ALC se ha convertido en la región líder en bonos de género emitidos, con un total de 14 operaciones y 12 emisores.
La trastienda de este tipo de operaciones financieras, siempre complejas, es tremendamente interesante. En el ejemplo de Mibanco, que emitió bonos sociales con lentes de género en el mercado a principios de año, lo que vimos fue una situación original de tremenda incertidumbre: después de la pandemia de 2020, que afectó social y económica a la región de una forma desproporcionada, la recuperación económica de 2021 no era particularmente acelerada, y los inversionistas tenían dudas, particularmente los extranjeros.
Como se suele hacer en estos casos, BID Invest – que actuó como “suscriptor ancla” en la emisión, buscando atraer a otros – participo en las reuniones de la emisión con posibles inversionistas y rápidamente encontramos que, básicamente, los invitados a estas reuniones eran las áreas financieras y de riesgo y todos se focalizaban en las tasas de interés del bono (es decir, la rentabilidad para los inversionistas), buscando maximizarlas.
Esto no solo suponía un problema que podía afectar a la situación financiera de Mibanco, al deteriorar su balance futuro con deudas de alto coste sino que no dejaba ver los otros beneficios de este tipo de productos financieros. La forma de salir de este dilema fue sugerir al Mibanco que a las reuniones de posibles inversores se invitara no solo al área financiera sino a los gerentes de sostenibilidad de los fondos y así contribuimos a diversificar el tipo de análisis realizado sobre la posible inversión. Esta misa estregia se aplicó para los fondos del exterior, lo que incrementó el interés en este tipo de operación.
Hay que tener en cuenta que la inversión de impacto y con componentes Ambientales, Sociales y de Gobernanza, lo que en inglés llaman ESG, es un segmento pujante en los mercados internacionales. En EEUU, más de un 20% de todos los nuevos fondos lanzados el año pasado buscan explícitamente este tipo de inversión, que frecuentemente tiene elementos de género y sostenibilidad.
Las lecciones aprendidas con esta oepracion es que este tipo de oepracion no solo debe basarse en la rentabilidad sino a otros aspectos de interés para la sociedad. El análisis de este tipo de inversiones no solo debe recaer en menos de un área financiera sino que debe tener un enfoque más holístico y por eso lo importante de involucrar el área de sostenibilidad y que la misma esté integrada al negocio y al proceso de decisiones; es decir, que sea parte del quehacer de la entidad inversionista.
Ésta fue la clave para poder convencer en particular a inversores institucionales, como la compañía sueca de servicios financieros Skandia, para que participaran en la operación de Mibanco. Lo que hemos visto es que, al hablar con inversionistas internacionales y locales, podemos ayudarles a desarrollar sus propias agendas de sostenibilidad con operaciones que computan en sus portafolios como inversiones de impacto.
Los recursos provenientes de la colocación de los bonos serán utilizados por Mibanco para financiar el crecimiento de la cartera de microempresas que sean lideradas y/o propiedad de mujeres en Colombia, con un componente de servicios de asesoría para la formación en diversidad e inclusión proporcionados por BID Invest.
Los resultados de esta asesoría demuestran el alto compromiso de MiBanco por generar una organización equitativa, diversa e inclusiva en donde se promueven espacios libres, seguros, de desarrollo y crecimiento para todas las personas. Entre las principales acciones que se esperan ejecutar durante los próximos años será: (i) la creación de un comité de equidad de género y diversidad, (ii) la formalización del compromiso con el balance de la vida personal, familiar y laboral, (iii) la promoción y la gestión de talento con enfoque en la equidad de género, entre otros.
De modo general, el financiamiento también contribuirá al desarrollo del mercado de capitales y bonos temáticos tanto en Colombia como en la región.
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