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Lo mejor de 2015: Cómo crear un turismo cultural sostenible

Cuando uno quiere montar un hotel, lo normal es comprar la tierra, construirlo, contratar a algunas personas de la zona para la cocina, la limpieza y el mantenimiento y abrir el hotel.

Lo mejor de 2015: Cómo crear un turismo cultural sostenible

Ahí llegan los primeros turistas y empiezas a tener ingresos. Con el pasar del tiempo vas recuperando el dinero que has invertido en el hotel y si todo va bien, después de unos años, te quedas sin deudas y el hotel solo arroja ganancias. A partir de ese momento los únicos costos que tienes vienen de la luz, del agua, del gas, del mantenimiento y de la nómina del personal.

Muy bien. Has montado un negocio lucrativo y de paso has creado empleo para 50 personas de la comunidad local que ahora se desempeñan en tu hotel. Has creado algún impacto.

¿Pero has creado el máximo impacto posible?

¿Qué pasaría si la participación de la comunidad local fuera más allá de 50 puestos de trabajo? ¿No hay otro modelo de turismo donde la gente de la zona pueda participar en las ganancias del hotel?

Es justamente lo que se preguntaron el Grupo BID y la Corporación. Hace unos años empezamos a elaborar un modelo de turismo más inclusivo y sostenible, donde la comunidad local no tenga que vender su tierra, y que además reciba parte de las ganancias del negocio.

No hay lugar mejor para un nuevo modelo de turismo con inclusión social que el Valle Sagrado de los Incas en Perú. Aquí la gente vive rodeada de una belleza natural y cultural tan resplandeciente que deslumbra. Pero no tienen recursos para armar un hotel. Y aunque los tuvieran, para darse a conocer en Expedia o Despegar.com necesitarían internet, un ordenador o una línea de teléfono.

Muchos de los negocios que se establecieron aquí en el pasado pertenecen a personas ajenas a la zona, así gran parte de lo que se genera en este lugar sagrado se queda con los inversionistas externos.

Para demostrar que otro camino era posible, identificamos a una empresa peruana con otra visión social – Mountain Lodges of Peru. La empresa ya tenía otras operaciones en la región de Cusco y le interesaba mucho la idea de construir un hotel con la participación activa de una comunidad local.

Al principio costó mucho generar confianza, ya que años de inversiones externas en la zona habían dejado a las comunidades locales con poco dinero y muchos recelos. A muchas de ellas se les había comprado su tierra a un precio bajo, no necesariamente en relación a su valor real, pero sí en relación al potencial turístico que en ellas yacía. Una vez que los negocios abrían sus puertas, empezaban a llegar los turistas y las comunidades se daban cuenta del oro que habían vendido a precio de carbón.

Para facilitar el entendimiento entre Mountain Lodges y la comunidad de Huacahuasi, que era donde se quería construir el hotel, se recurrió a la ayuda de una ONG que llevaba décadas trabajando con las comunidades locales.

La idea era crear una asociación, a través de un modelo comercial que permitiera la permanencia de la tierra en manos de los Huacahuasinos a cambio de una participación en las ganancias del hotel.

La comunidad recibe hasta el 25 por ciento

Los estudios técnicos que se hicieron al principio llegaron a la conclusión de que por el valor de la tierra que la comunidad aportaba al proyecto le correspondía alrededor del 1 por ciento de las ganancias del hotel. A Mountain Lodges le parecía una propuesta inaceptable. Para la empresa, la comunidad aportaba mucho más que el terreno. Gran parte del atractivo de visitar este lugar está justamente en el legado cultural que la comunidad vive en su día a día y que los turistas van a ver. Para una empresa turística es un aporte esencial para el éxito de su negocio y Mountain Lodges decidió darle el peso debido y aumentó la participación de la comunidad en el negocio hasta al 25 por ciento.

La Corporación aportó el financiamiento para la construcción del hotel. Hoy día se encuentra en plena operación, gracias también a los trabajadores locales quienes allí se desempeñan y reciben entrenamiento específico para sus cargos de parte de Mountain Lodges y la ONG. Parece un hotel como cualquiera, pero con una pequeña diferencia: los que trabajan allí también son dueños del lugar y los frutos de su trabajo se quedan en su comunidad.

La alianza entre Mountain Lodges y la comunidad se basa en un modelo simple y con un potencial enorme de ser replicado en otros lugares. Hay muchas comunidades a lo largo del continente que no quieren vender sus tierras ancestrales. Como consecuencia, muchos negocios nunca se dan, y muchas personas se quedan sin los beneficios que les podría traer el turismo. Lo que se logró en el Valle Sagrado demuestra que hay otro camino posible y que cuando todos participan, todos ganan.

Este post fue publicado originalmente en agosto de 2015.

 

Autores

Tom Sarrazin

Tom Sarrazin es editor general y jefe de diseminación del Departamento de Investigación del BID. Cuenta con amplia experiencia en comunicación estr

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