Pasar al contenido principal

Empresas frente a la violencia de género: un imperativo económico

Fijarse como meta erradicar la violencia contra las mujeres en el lugar de trabajo tiene que ser una obligación moral para el sector privado. Pero también un imperativo económico, puesto que la inacción de las empresas al respecto tiene costos significativos.

Empresas frente a la violencia de género: un imperativo económico

Distintas investigaciones recopiladas por Naciones Unidas calculan que el costo global de la violencia contra las mujeres puede ascender hasta el 2% del producto interno bruto (PIB) mundial. Eso equivale a unos US$1,5 billones, es decir, el equivalente a la economía de Canadá. En el caso de una compañía de la lista Fortune 500, por ejemplos, esto representa pérdidas anuales de US$6,7 millones provocadas por absentismo, baja productividad y otras consecuencias de la intimidación y el acoso sexual o psicológico a las mujeres en el ámbito laboral.

Se han hecho numerosos estudios por países, pero como ejemplo sirven estos dos: En Papúa Nueva Guinea los días de trabajo que se pierden por violencia de género cuestan entre el 3 y el 9% de la masa salarial de las empresas. Mientras, en Perú se pueden llegar a contabilizar hasta 70 millones los días de trabajo perdidos al año por esta razón.

La violencia de género también deja huellas más intangibles, pero igualmente costosas para el sector privado. Desmotivación, baja satisfacción laboral, altos niveles de estrés, caída en el desempeño del trabajo en equipo y daño irreparable a las relaciones interpersonales, entre otras. Esos mismos problemas afectan a las mujeres que son víctimas de prácticas violentas y abusivas en sus casas, por lo que las empresas deberían empezar a considerar cómo traspasar la esfera laboral, para tratar de ayudar a quienes estén sufriendo situaciones de violencia en el ámbito doméstico.

Actuar, concienciar e influir en el cambio social

Los altos costos de un ambiente laboral tóxico y de potenciales demandas judiciales por situaciones de violencia o acoso sexual son innegables. Algunas medidas que pueden tomar las empresas para revertir esa situación requieren compromiso y tiempo para resultar eficaces, pero no una gran inversión económica:

  • Encargar o realizar estudios sobre las causas de la desigualdad y la violencia de género. Si incluyen información sobre sus costos económicos y sociales, será más fácil ganar el apoyo de los empleados para cambiar actitudes y prácticas.
  • Dotarse de un mecanismo efectivo contra el acoso sexual. Para ello es fundamental redactar una política clara que esté a disposición de todos los empleados, establecer un procedimiento para las denuncias y definir los mecanismos de respuesta y seguimiento.
  • Involucrar a los hombres en las discusiones sobre el cambio de políticas y la creación de modelos de conducta positivos. Cuando se consigue trabajar en un entorno laboral respetuoso es más difícil ser tolerante con la violencia fuera de él.
  • Dar asesoramiento, asistencia legal, acceso a servicios esenciales como la vivienda y oportunidades económicas a las víctimas de acoso sexual.
  • Ejercer influencia positiva en clientes, socios comerciales, políticos y reguladores. Es muy necesario presionar para cambiar las leyes. Según datos del Banco Mundial, en 59 países las mujeres no están legalmente protegidas contra el acoso sexual en sus lugares de trabajo.

Liderando todos estos cambios de mentalidad en el sector privado están proyectos como “HERrespect”, de la organización BSR. Este proyecto, diseñado para combatir los altos niveles de violencia y acoso que sufren las mujeres trabajadoras en fábricas textiles y explotaciones agrícolas de países en desarrollo. Otra iniciativa es de la compañía Sodexo, que otorga oportunidades de empleo a sobrevivientes de violencia de género. Y otro ejemplo son los institutos de justicia, para mejorar la protección a las víctimas, promovidos por la Fundación Avon.

El necesario cambio en el ámbito empresarial debe ir acompañado, no obstante, de un cambio social que en América Latina y el Caribe se ve lejano, a la luz de los resultados de una reciente encuesta en ocho países de la región. Más del 80% de los menores de 25 años respondieron que creen que los hombres pueden tener relaciones sexuales con quien quieran, pero las mujeres no. Las empresas tienen la urgente misión de erradicar la violencia en el lugar de trabajo.

Escrito por

Stephanie Oueda

Stephanie es jefa de género y diversidad en BID Invest, con sede en Washington D.C. En BID Invest, nuestro objetivo es mejorar vidas. Como jefa de

Development Impact

Posts Relacionados

  • Leish Detect utiliza IA para diagnosticar la leishmaniasis cutánea mediante un teléfono inteligente, sin necesidad de conexión a internet.
    Inteligencia artificial para el diagnóstico de enfermedades tropicales en regiones remotas de la Amazonía

    La inteligencia artificial (IA) está transformando el panorama mundial de la salud, especialmente en regiones remotas de la Amazonía, donde una nueva tecnología permite diagnosticar la leishmaniasis cutánea con un teléfono móvil, sin necesidad de conexión a internet.

  • James P. Scriven, gerente general de BID Invest, durante su intervención en el Invest Fórum Paraguay 2025.
    BID Invest y el nuevo impulso al sector privado en Paraguay

    Imagina invertir en una cartera de proyectos en un país con crecimiento económico sostenido, baja inflación, abundante energía limpia y acceso preferencial a un mercado regional de 270 millones de consumidores. Ese país es Paraguay, donde BID Invest ha asumido el compromiso de movilizar hasta US$1.000 millones para proyectos estratégicos del sector privado que impulsen el desarrollo sostenible.

  • La imagen muestra a tres personas usando equipo de seguridad industrial, incluyendo cascos blancos y ropa de protección, posicionadas una al lado de la otra en distintos entornos de trabajo.
    Infraestructura de energía y transporte: proyectos que impulsan empleos y transforman comunidades

    BID Invest no solo busca impulsar la creación de empleos a través del sector privado, sino también garantizar que estas oportunidades se extiendan a zonas con potencial para desarrollar nuevos sectores productivos y generar empleos formales. En este propósito, el financiamiento de proyectos de infraestructura de energía y transporte en América Latina y el Caribe ha sido crucial para generar empleo de calidad e incrementar la participación de las mujeres en la fuerza laboral.