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¿Cómo incentivamos la inclusión social a través de infraestructura sostenible? El caso de Villa 31

Recientemente visité Villa 31, en Buenos Aires, Argentina. Este vecindario pobre e informal que está ubicado a 500 metros de La Recoleta, una las áreas más sofisticadas de la capital argentina. Pese a esta proximidad, cerca de 45 mil residentes de Villa 31 han vivido aislados, sin ser aceptados como verdaderos “porteños” por sus vecinos, debido a las características sociales y económicas de su comunidad. Mi esperanza es que un nuevo proyecto de desarrollo de infraestructura sostenible en la zona puede cambiar este escenario.

¿Cómo incentivamos la inclusión social a través de infraestructura sostenible? El caso de Villa 31

Durante mi visita, conocí a gente fantástica, pero tuve sentimientos encontrados. 20 años atrás, trabajé en un proyecto similar de rehabilitación urbana en Brasil, para entregar casas nuevas, electricidad, agua y saneamiento a cientos de personas de bajos recursos. Para el final del proyecto, representantes de alto nivel de gobierno y otras entidades visitaron las casas nuevas. Uno de ellos se acercó a una mujer beneficiada por el proyecto y le preguntó:

¿Eres feliz? ¿Ha mejorado tu vida?

Ella lo miró y respondió:

No, estoy mucho peor hoy. Antes del proyecto vivía en una media agua, sin luz, ni agua, ni siquiera tenía trabajo, pero tampoco cuentas que pagar. Ahora tengo una casa linda con cuentas que pagar, pero todavía no tengo trabajo. No sé qué hacer.

20 años después, todavía llevo esa experiencia conmigo, si bien hemos aprendido mucho sobre desarrollo urbano e inclusión social desde entonces. El número de historias de éxito ha ido creciendo, pero la naturaleza de estos proyectos se mantiene compleja, y representa un gran desafío para los gobiernos, los legisladores y los inversionistas.

Un reporte del Banco Interamericano de Desarrollo planteaba así el desafío: “los proyectos del BID que estaban focalizados en la pobreza, pero no incluían objetivos específicos para llegar a los sectores excluidos en muchos casos reforzaban su exclusión”. Debemos evitar este riesgo a todo costo y trabajar en promover la inclusión desde el inicio.

De Villa 31 a Villa “Treinta y Todos”

Trabajar en infraestructura sostenible no se trata solo de construir nuevas casas, sino de mejorar su ecosistema completo para movilizar recursos humanos y económicos que ayuden a la gente a salir del círculo de la pobreza. Villa 31 no es un caso aislado. En las ciudades de América Latina y el Caribe, las áreas informales pueden concentrar hasta el 50% de sus habitantes, y de acuerdo a las estimaciones, este porcentaje seguirá subiendo.

Los procesos de desarrollo deben incluir la perspectiva de los beneficiados. Las comunidades locales tienen una voz, y el hecho que la consideremos durante la toma de decisiones hace una diferencia enorme en términos de aceptación, apropiación y viabilidad en el largo plazo. Durante mi día en la Villa, vi la construcción en desarrollo y la infraestructura física implementándose. El trabajo en desarrollo urbano, agua, saneamiento y otras obras en Villa 31 permitirán que este sector sea incluido como parte de Buenos Aires. Pero lo que es más importante, vi a la gente sonreír y el orgullo que sentían en sus ojos, no solo por los nuevos edificios, sino por tener una voz y ser realmente incluidos en el proceso. Tanto que esta iniciativa ha sido llamada “Treinta y todos” por Horacio Rodríguez Larreta, alcalde de Buenos Aires. Este proyecto ha renovado la fe de sus habitantes en que sus hijos podrán tener la oportunidad de vivir una vida diferente y mejor a la que ellos tuvieron en ese lugar, lo que es un factor esencial para una situación tan compleja como ésta.

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Predicando con el ejemplo en la Villa

El sentimiento al dejar Villa 31 fue completamente diferente al que sentí 20 años atrás, luego de nuestra conversación con aquella mujer en Brasil. Sentí la confianza y la esperanza de la gente, tan fuerte que sus residentes ya están invirtiendo su propio capital, para mejorar sus casas y establecer nuevos negocios, como restaurantes, almacenes o salones de belleza. Iniciativas complementarias como estas son vitales, considerando que cerca del 70% de la población urbana de América Latina y el Caribe trabaja en el sector de los servicios, de acuerdo al programa Habitat de las Naciones Unidas.

Una nueva dinámica socioeconómica se está desarrollando en Villa 31, y factores externos importantes están impulsando este proceso. La decisión de establecer uno de los edificios gubernamentales del Ministerio de Educación en este lugar envía una señal fuerte. Sin embargo, no es la única. En el Grupo BID creemos en predicar con el ejemplo, y la futura construcción de nuestra representación de Argentina en Villa 31 así lo demuestra. Esta es una señal fuerte de compromiso con el país, y más importante, con la gente.

Además, como parte del Grupo BID, BID Invest (conocido anteriormente como Corporación Interamericana de Inversiones) está movilizando recursos y creando productos financieros innovadores para estimular la inversión privada en este tipo de proyectos. Otras instituciones públicas y privadas podrían aprender de los cambios en la Villa y ojalá decidan apuntarse y apoyar durante este proceso.

Participa en la conversación

Descubre más de este tema y participa en la conversación con expertos del sector privado siguiendo nuestra Asamblea Anual de Gobernadores del BID y BID Invest #BIDenMendoza, que se llevará a cabo del 22 al 25 de marzo, visitar acá.

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Autores

Luiz Gabriel Azevedo

Luiz Gabriel Azevedo es el Jefe de la División de Gobernanza Ambiental, Social y Corporativa de BID Invest. Ha trabajado con desarrollo internacion

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