El sector financiero debe identificar las oportunidades de hacer contribuciones a la sociedad en la que operan y crear estrategias y modelos de negocios que consideren tanto los riesgos como los beneficios, pero también el impacto en su sentido más amplio.
Algunas empresas siguen esperando a que los reguladores elaboren pautas de sostenibilidad, pero otras ya están haciendo una valiosa contribución a un futuro más limpio y cosechando los beneficios: nuevas oportunidades comerciales, más participación de partes interesadas y contribuciones a los compromisos de sus países.
El ruido es una amenaza sigilosa cuyo impacto, en muchos casos, puede ser prevenido y mitigado. Es el momento para que las instituciones se comprometan en esta labor.
Lejos de ser un lastre, la sostenibilidad es una oportunidad de negocio, permite a las empresas asegurar su continuidad y posicionamiento y las vuelve más eficientes y rentables.
Una buena gobernanza corporativa es fundamental para el desarrollo sostenible de la región.