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¿Por qué los desperdicios de alimentos deberían importarle al sector turismo?

Cada año, se pierden o desperdician más de mil millones de toneladas de alimentos producidos para el consumo humano. Dada su posición en el extremo del consumo de la cadena de valor de los alimentos, el sector turístico es una industria estratégica para combatir este problema.

¿Por qué los desperdicios de alimentos deberían importarle al sector turismo?

El desperdicio de alimentos es un problema monumental. Cada año, un tercio de todos los alimentos producidos para el consumo humano se pierde o desperdicia. Esto equivale a mil trescientos millones de toneladas, alrededor de 180,000 veces el peso de la Torre Eiffel.

El desperdicio de alimentos es responsable de un sorprendente 8% de las emisiones globales de carbono: considérese toda el agua, la energía y otros recursos que se emplean para producir, transportar, procesar y vender alimentos, así como las emisiones y otros subproductos generados en el camino. Cuando se desperdician alimentos, estos impactos ambientales negativos se generan en vano. Y deshacerse de los alimentos no utilizados afecta aún más nuestros ecosistemas y vertederos sanitarios.

Para 2030, se espera que el desperdicio de alimentos aumente en un 60%, lo que resultará en una pérdida de más de US$1.5 billones. No es sorprendente que este desafío tenga su propia meta dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS 12): reducir el desperdicio mundial de alimentos a la mitad para 2030.

La comida se pierde en varios puntos a lo largo de la ruta desde la granja a la mesa. En los países en desarrollo, la mayoría de las pérdidas ocurren en las fases de producción, manipulación y almacenamiento de la cadena de valor de los alimentos. Por ejemplo, América Latina y el Caribe, uno de los principales graneros del mundo, es responsable del 10% del desperdicio mundial de alimentos (127 millones de toneladas), en parte debido a la débil infraestructura y a las cadenas de valor mal organizadas.

En contraste, en los países desarrollados el desperdicio de alimentos ocurre principalmente en la etapa de consumo final. Dado que el valor se agrega a los alimentos a medida que avanza a través de la cadena de valor desde la producción hasta el consumo (es decir, desde el arroz en el campo hasta el risotto servido en un restaurante), el costo económico del desperdicio de alimentos es más alto en la etapa de consumo final.

El turismo como clave para reducir el desperdicio de alimentos

Dado el efecto acumulativo e incremental sobre los impactos ambientales y las pérdidas económicas a medida que avanza la cadena de valor, el sector turístico es una industria estratégica para reducir el desperdicio de alimentos. Un próximo estudio de BID Invest profundizará en el tema del desperdicio de alimentos en el sector turístico, centrándose tanto en los desafíos como en las oportunidades que ofrece para hoteles, cruceros y centros de convenciones en América Latina y el Caribe.

Si bien la falta de datos confiables hace que sea difícil cuantificar la magnitud del problema en el sector turístico, algunos factores clave del desperdicio de alimentos son evidentes. Tomemos, por ejemplo, el omnipresente buffet. Si bien esta forma de presentar los alimentos puede ser atractiva para los comensales, también fomenta el desperdicio. Por lo general, las personas no solo toman más de lo que pueden comer, sino que las precauciones y normas de seguridad de los alimentos hacen que se deseche la comida intacta del buffet.


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La sobreproducción es otro problema común, alimentado por la imprevisibilidad de la demanda y el deseo de la industria hotelera de promover una sensación de abundancia para los clientes en lo que respecta a la alimentación. Un estudio de 450 empresas de hotelería (restaurantes, hoteles, empresas de catering, etc.) en 25 países encontró que entre el 8 y el 20% del costo total de los alimentos se debe a la sobreproducción, errores de cocina, productos dañados y sobrantes  de comida en los platos. A menudo, el desperdicio de alimentos puede igualar o superar las ganancias netas de un negocio, lo que amerita atención de los que están tratando de maximizar resultados operativos.

Incentivos para la acción

La buena noticia es que el sector turístico está implementando cada vez mejores procesos de gestión del desperdicio de alimentos. Los operadores de alojamiento establecidos como Accor, Hilton y Hyatt han establecido objetivos para reducir el desperdicio de alimentos en un 30% para 2030.

Este sector está mejor preparado que otros para abordar estos problemas gracias a una cultura de implementación de sistemas de gestión ambiental y certificaciones ambientales en toda la industria. Tomemos, por ejemplo, programas de reutilización de toallas y sábanas, grifos de bajo flujo y sensores de luz de detección de movimiento que ahora se han generalizado en los hoteles. Del mismo modo, el hecho de que el desperdicio de alimentos signifique desperdicio de dinero es un incentivo adicional para que los actores del turismo tomen medidas, especialmente hoteles todo incluido, resorts, cruceros y centros de convenciones, para los cuales la comida es una parte central de su negocio.

Los clientes, inversores y otras partes interesadas están prestando cada vez más atención a cómo los actores en la industria de hospitalidad abordan la sostenibilidad, incluidos temas como el desperdicio de alimentos. Hemos visto cómo la fuerte reacción impulsada por las redes sociales contra los sorbetes de plástico (conocidos también como popotes, cañitas o pajillas) se ha vuelto viral, empujando a muchas corporaciones, incluida la compañía hotelera más grande del mundo, Marriott, a prohibir su uso. Si bien abordar el desperdicio de alimentos es mucho más complejo, este tipo de presión externa puede ayudar a acelerar un llamado a la acción en el sector turístico.

En un mundo donde 1 de cada 9 personas padece hambre, el hecho de que se desperdicien más de mil millones de toneladas de alimentos es una paradoja. Saber que el hambre mundial podría extinguirse si solo se recuperara una cuarta parte de la pérdida y el desperdicio de alimentos, debería servir para un momento de profunda reflexión.

En BID Invest estamos comprometidos a pensar en formas innovadoras para ayudar a nuestros clientes en el sector turístico a mitigar los impactos del desperdicio de alimentos en América Latina y el Caribe.■

Estén atentos para un blog de seguimiento y un próximo estudio de BID Invest centrado en los desafíos y oportunidades de la disminución del desperdicio de alimentos para el sector turístico de la región.

 

Escrito por

Romina Ordoñez

Romina es Especialista Senior en Desarrollo Rural del BID, a cargo del desarrollo e implementación del programa de la División de Desarrollo Rural,

Rogerio Basso

Rogerio Basso se desempeña como jefe de turismo de BID Invest, la institución del sector privado del Grupo del Banco Interamericano de Desarrollo.

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