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Reguladores y empresas ante la sostenibilidad: ¿qué va primero, el huevo o la gallina?

Algunas empresas siguen esperando a que los reguladores elaboren pautas de sostenibilidad, pero otras ya están haciendo una valiosa contribución a un futuro más limpio y cosechando los beneficios: nuevas oportunidades comerciales, más participación de partes interesadas y contribuciones a los compromisos de sus países.

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Cuando se trata del sector privado y la necesidad de una forma más sostenible de hacer las cosas, nos encontramos atrapados en la vieja dicotomía del huevo y la gallina. ¿Deberían las empresas esperar a que se les indique qué hacer, o deberían actuar de manera proactiva para acelerar el proceso e implementar el suyo propio?

Ésta es una de las preguntas más importantes en el mundo corporativo moderno y es una que surge sorprendentemente a menudo. Hace unas semanas, mientras nos reuníamos con un cliente, hablábamos de su estrategia de sostenibilidad y cómo la estaban implementando. Lo que nos dijo el cliente es que aún están en pleno debate interno sobre si debían esperar y ver cómo los reguladores abordaban el problema o si debían diseñar su estrategia de antemano.

En América Latina y el Caribe (LAC), al igual que en cualquier otro lugar, existe una amplia gama de respuestas corporativas a los desafíos de la sostenibilidad. Algunas empresas están a la vanguardia absoluta de la sostenibilidad, respondiendo a las nuevas tendencias del mercado, identificando riesgos y oportunidades al invertir, creando planes y acciones detallados que encajan perfectamente con los compromisos de sostenibilidad a nivel gubernamental y con un enfoque transparente para comunicar los logros. Otros… todavía andan buscando el enfoque correcto y apenas están comenzando.

Lo primero que debe quedar claro sobre la sostenibilidad es que no se trata de rellenar papeleo o marcar casillas. Se trata de un compromiso claro de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba para actuar.

Y esta actividad no es un mero sacrificio, por ejemplo, comprando a proveedores más caros, pero sostenibles. Se trata de tener en cuenta los principios de sostenibilidad para que, por ejemplo, los proveedores existentes usen ideas de economía circular para reducir sus costos, en lugar de aumentarlos. En esencia, es incorporar la sostenibilidad en su ADN.

Un enfoque sostenible no es, o no debería ser, una carga para una empresa privada. Incluso cuando los planes de sostenibilidad conducen a costos más altos en segmentos específicos, y esto sucede a veces, el hecho es que también ayudan a retener y atraer talento, acceder a nuevos mercados y aumentar la base de inversores (es decir, los de impacto) que ayudarán potencialmente a reducir los costos de endeudamiento.

Los mercados financieros están llenos de actores (fondos de pensiones y de cobertura, conglomerados de inversión, etc.) que están utilizando principios de sostenibilidad para guiar su inversión, por ejemplo dando prioridad a las acciones que figuran en los 99 índices sostenibles existentes en el mundo o las suscripción de emisiones de bonos temáticos (es decir, verdes, sociales, sostenibles, azules, transición, etc.)

Hay mucho capital, y cada vez más, que persigue inversiones sostenibles, a menudo debido a presiones tanto internas como externas. Ésta es una buena decisión de inversión también para los inversores, ya que las acciones que cotizan en índices sostenibles tienen mejores rendimientos que sus pares en índices normales, lo que demuestra que una empresa con mayor resiliencia es y se percibe como más sostenible, no solo social y ambientalmente sino también económicamente.

Dado el auge del “lavado verde” (“greenwashing” en inglés, o simular políticas sostenibles que al final no hacen mucho), la rendición de cuentas y la transparencia son claves. La gallina (los reguladores) de hecho está revelando políticas históricas de divulgación climática como sucedió el mes pasado en los EE. UU., cuando la Comisión de Bolsa y Valores exigió a las empresas que informaran anualmente sobre los riesgos financieros relacionados con el clima y el reciente memorándum firmado en marzo pasado entre IFRS y GRI ( dos estándares de reporte bien reconocidos y difundidos) con la intención de trabajar juntos en la estandarización de los reportes voluntarios de sostenibilidad.

El huevo (empresas) también está haciendo su parte, impulsado por las demandas de las partes interesadas, como los fondos de inversión sostenible que aparecen por todo el mundo desarrollado. Cualquier empresa de LAC que quiera ser parte de esta nueva normalidad de hacer negocios debe actuar en consecuencia si no quiere quedarse atrás.

Esto no es nuevo en LAC, y ya hemos visto mucho movimiento en los últimos años. Muchas empresas entienden que esta es la nueva forma de hacer negocios y que deben formar parte de ella: ahí está Davivienda de Colombia, una de las primeras en elaborar un informe en el marco del Task Force for Climate-Related Financial Disclosure ("TCFD"); otro caso es el de Grupo Promerica como parte de Net Zero Banking Alliance, por nombrar algunos ejemplos.

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Sin embargo, es clave actuar rápido. En un mundo globalizado, cada región quiere presentarse como favorable a la sostenibilidad, como mejor receptor posible de fondos exclusivamente sostenibles. Ésta es una competencia a gran escala, y no podemos correr el riesgo de quedarnos en el camino. Debemos actuar ahora.

Los prestamistas multilaterales como BID Invest pueden hacer una gran labor. Muchas de las emisiones de bonos sostenibles de ALC en los últimos años han sido estructuradas o suscritas por BID Invest, o las dos cosas. Estamos ayudando a las empresas a aprovechar los mercados financieros impulsados ​​por la sostenibilidad y también ayudándolas a unirse al impulso de operaciones más sostenibles, para una mejor presentación de informes sobre sus propias iniciativas y para un mejor seguimiento de los efectos reales de las políticas implementadas.

ALC es un reservorio masivo de diversidad y riqueza natural, desde el Amazonas hasta los Andes y el Caribe. Ya es clave en las cadenas de suministro en múltiples industrias, incluidas las agroindustrias. Si ALC puede presentarse como la región más sostenible del mundo, podrían fluir más inversiones y se solucionará uno de los problemas más difíciles que ha tenido la región desde siempre: la falta de capital de inversión.

Hacer lo correcto aquí es hacer lo rentable. Ahora, ¿cómo hacemos lo correcto? Hablaremos de eso en la segunda parte de esta publicación.

Esta entrada de nuestro blog la publicamos a propósito de la Semana de la Sostenibilidad 2022 de BID Invest, a celebrarse entre el 28 de junio y el 1° de julio en la ciudad de Miami. Conozca aquí cómo registrarse para participar, ya sea presencialmente o de manera virtual.

 

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Autores

Marisela Alvarenga

Marisela es jefa de división de Intermediarios Financieros de BID Invest, a donde ingresó en 2008. Es responsable de liderar la estrategia de negocios

Diego Flaiban

Diego lidera el equipo de Instituciones Financieras para el Cono Sur de BID Invest, adonde ingresó en 2016. Es responsable de la originación y estr

Agribusiness

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